Las obras en el estadio supusieron para el club una deuda acumulada importantísima que se tradujo en un equipo cada vez más debilitado. El holandés Guus Hiddink se hizo cargo del equipo en la 1991/92 y mejoró notablemente el juego con fichajes como los de Leonardo y Rommel Fernández. El burrito es uno de las glorias del club más queridas por la hinchada.